Más gran turismo que coupé
Como si no fuera suficiente con los CLS AMG, tal parece que Mercedes tenía necesidad de lanzar otro “coupé de 4 puertas” aún más radical y deportivo y eso es lo que ha hecho con este Mercedes-AMG GT 4 Coupé, un gran turismo espectacular que la marca alemana ha mostrado en Ginebra y que venderá a partir de este verano de 2018.
Emplea la plataforma del nuevo Mercedes CLS (al que en cierto modo también recuerda) aunque bajo un diseño más radical y deportivo, alerón trasero incluido. Con el objetivo puesto en rivalizar con los Maserati Quattroporte, Porsche Panamera y el próximo M8 Gran Coupé de BMW, llegará posiblemente para final de año como edición limitada, inspirado en el Mercedes-AMG GT Concept que se expuso justo hace un año en el mismo escenario helvético de Ginebra.
Todavía más largo (5,05 m), ancho (1,87 m) y bajo (1,45 m) que el CLS, este AMG GT 4 ha sido diseñado y producido por AMG en su planta de Affalterbach, bajo un enfoque más exclusivo y radical. Mercedes lo llama simplemente AMG GT en alusión a las siglas Gran Turismo, con los números 53, 63 y 63 S como distintivo de sus dos motorizaciones (V8 4.0 biturbo desdoblado en dos potencias y el 6 cilindros hibridado) más el apelativo “4 puertas Coupé” para distinguirlo de su hermano biplaza Mercedes-AMG GT.
Tracción total y dirección a las 4 ruedas.- Así pues este GT 4 se declina en tres versiones, GT 53, GT 63 y GT 63 S, con 435, 585 y 639 CV respectivamente, potencias superlativas aunque algo lejos de los 800 CV que anunciaba el “concept” de hace un año. Todos llevan tracción total 4Matic, y las versiones con motor V8 además también dirección activa a las 4 ruedas (las traseras también directrices), y diferencial autoblocante electrónico trasero en el GT 63 S (opcional en los demás) dotado incluso de una función “Drift Mode” opcional que permite derrapar más fácilmente a este eje. El cambio para todos es el automático 9G-Tronic por convertidor de par, con nueve velocidades.
La dirección activa a las 4 ruedas actúa como es habitual en este tipo de direcciones, o sea mediante servomotores eléctricos que se encargan de que hasta los 100 km/h, las ruedas traseras giren en ángulo inverso al de las delanteras, mientras que a mayor velocidad lo hacen en el mismo sentido, favoreciendo tanto la agilidad en maniobra como la estabilidad en carretera.
Su estampa es de lo más “racing”, con la gran parrilla frontal de su hermano biplaza, su estilizada línea y el detalle del alerón posterior sobre el cofre, fijo pero con posiciones variables. Mercedes ofrece numerosas opciones de personalización tanto para su carrocería como para el interior, desde un kit aerodinámico específico (Airpanel, el mismo del Mercedes-AMG GT R) con deflector frontal inferior de incidencia variable lo mismo que el alerón trasero, todo para minimizar la resistencia al avance en recta y aumentar la presión del aire sobre ambos ejes en curva, para dar más apoyo al coche. Además la parrilla posee un sistema de lamas de incidencia variable (de accionamiento eléctrico) para aumentar o disminuir el flujo del aire hacia el radiador, según convenga. Cuenta con “branquias” laterales, como el GT-R, y en la zaga tenemos un bien integrado escudo difusor con las 4 típicas salidas de escape de los Mercedes AMG, circulares en los GT 53 y cuadrangulares en los 63 y 63 S.
Con 2,95 m de batalla, la habitabilidad es impresionante, como corresponde a un coche de más de 5 m de largo, tanto para 5 plazas como para 4 (en la opción de 4 asientos individuales con su consola posterior con “touchpads”) y el maletero, aunque no muy grande para sus dimensiones, cumple con sus 395 litros, a los que se añaden otros 60 del hueco inferior bajo su plano de carga, con la ventaja del buen acceso que permite su gran portón de apertura eléctrica (según el ya clásico sistema de pasar el pie bajo el parachoques).
Motores poderosos sobrealimentados.- En lo que respecta a los propulsores, el GT 53 se conforma con el 6 cilindros 3.0 en línea, con doble sobrealimentación (por turbo más un compresor eléctrico) de sus 2.999 cc y una hibridación “light” a 48 voltios que añade 22 CV puntuales (y 25 mkg) a través de su alternador/generador Eco Boost sobre los 435 CV del motor de gasolina (y sus 81,5 mkg), sirviendo además de motor de arranque y recuperador de energía, y manteniendo la doble red eléctrica a 48V y a 12V, bajo la misma configuración motriz del AMG Clase E 4Matic+ Coupé.
El motor V8 4.0 de los GT 63 y GT 63 S ya es otra cosa; con dos turbocompresores de doble entrada situados en el centro de la V que forman las dos bancadas, da 585 CV y 92 mkg en el GT 63, y 639 CV y 81,5 mkg en el GT 63 S, siempre desde bajo régimen (girando este último sobre apoyos activos de cigüeñal).
Con 3.982 cc, va alimentado por inyección directa y dispone de sistema de desconexión de cilindros (4) para reducir el consumo cuando no se le exige (de 1.000 a 3.250 rpm). Supone un ligero desdoblamiento sobre el V8 4.0 ya conocido de 570 CV, habiéndose buscado aquí una respuesta más continua como “gran turismo” frente a la puramente deportiva. Dispone de diversos “touchpads” para cambiar de manual a automático, regular los modos de conducción, variar la dureza de los amortiguadores, etc… En estos AMG GT 63 hay hasta 6 programas de conducción («Piso deslizante», «Comfort», «Sport», «Sport+», «Race» e «Individual») que se pueden seleccionar desde un mando en la consola. Y al margen de ellos, el conductor puede seleccionar por separado, como ya hemos dicho mediante mandos específicos para ello, otras variables como la dureza de la suspensión, el sonido del escape o la rapidez de funcionamiento del cambio automático.
Al volante, tenemos dos pantallas digitales contiguas en el salpicadero, una para el cuadro de instrumentación y otra para el sistema multimedia. La del cuadro es configurable, con tres variantes (Classic, Sport y SuperSport) en donde el conductor puede elegir los datos a visualizar y su posición en el cuadro. En la consola hay varias pequeñas pantallas táctiles que llevan otros Mercedes, que sirven para cambiar algunos reglajes. El volante Performance es nuevo y lleva, además de los mandos táctiles (como también en otros Mercedes recientes), un mando rotativo con una pequeña pantalla bajo el radio derecho, junto a dos botones en el izquierdo, con los que controlar los diversos programas de conducción AMG. Y de remate, otros sofisticados detalles ya conocidos en los CLS, como los aireadores circulares que se iluminan según la temperatura del aire que sale, el volante achatado por debajo, etc…
En resumen, un súper GT deportivo con unas posibilidades dinámicas al mismo nivel del de muchos superdeportivos al más alto nivel, como lo demuestra su nivel de prestaciones: de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos con una velocidad punta de 285 km/h desde el GT 53, que pasa a 3,4 segundos y 310 km/h en el GT 63 y 3,2 segundos y 315 km/h en el GT 63 S. Cronos impresionantes para un coche que pesa en vacío dos toneladas (1.970 kg el GT 53 y 2.120 kg el GT 63 S). Por su parte los consumos oscilan entre los 9,4 y los 11,2 lts/100 km en el promedio combinado, ciertamente altos pero no escandalosos para una berlina superdeportiva como ésta.